5.09.2011

Cuando el esnob se reencontró con Zimmerman

Habían pasado ya muchos años desde la última vez. Ya ni se acordaba cómo se procedía. Esta vida posmoderna le había convertido en un desarraigado esnob. Pero le picó el gusanillo. Se acercó al rincón, puso al viejo Zimmerman en horizontal, giró el brazo del tocadiscos y se sorpendió a sí mismo disfrutando de nuevo del crujido que produce la aguja de diamante al rozar sensualmente los surcos del Blonde on Blonde. Y lo escuchó entero. Y después se durmió. Y mientras dormía sonrió.

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