4.19.2013

Entre arcas y nostalgias

El número 157 de la RollingStones (ed. española) fue un especial que intentaba, sin conseguirlo, reunir a los 50 mejores grupos del rock español. En el puesto venticuatro estaban Duncan Dhu. El grupo se separó en el 2001 con la publicación de Crepúsculo. Hace apenas trece horas, Erentxun ha comunicado (vía Twitter) que el grupo vuelve, después de 12 añitos.
No se trata de aguarle la fiesta a nadie, sino de analizar la situación. En el especial mencionado arriba, los dos componentes (Erentxun y Vasallo; Viles, el batería, abandonó a finales de los ochenta) parecían convencidos de que el grupo estaba finiquitado y descartaban una posible vuelta. Erentxun afirmaba meridianamente que "el proyecto está acabado". A mí me enseñaron en la escuela que lo que está acabado no se puede desacabar. Pero sigamos con la entrevista. Durante la sesión fotográfica (en la que, eso sí, participaron los dos sin problemas de ningún tipo) seguían erre que erre con lo de que el grupo no iba a volver; Vasallo afirmaba que estaban muy metidos en sus respectivos proyectos y que no apostaba por la vuelta. Sin embargo a renglón seguido el donostiarra pareció poner la tirita antes de cortarse la carne: "otra cosa es —comentaba Vasallo— que te entre un hachazo de nostalgia o que quieras rellenar las arcas, cosa que me parece muy bien". 
¿Tanto han cambiado las cosas desde noviembre del 2012 (fecha en la que la revista llegó a los quioscos)? Siguiendo la reflexión de Vasallo, creo que para la nostalgia ya tenemos los discos. La vuelta a los escenarios de los grupos españoles de los ochenta no suele ser fructífera y la nostalgia no es buena compañera en este tipo de viajes. Aún recuerdo a Nacha Pop intentando reavivar lo que ya llevaba años comido por los gusanos. Queda una segunda opción, que la vuelta sea sólo para hacer caja. Si es por eso, no hay queja. Duncan Dhu tienen derecho a explotar su legado como, cuando y donde quieran. Pero no me negarán que es un gesto un poco... feo.

4.09.2013

De discos promocionales y otros asuntos


Existe la teoría no comprobada (e inventada por mí) de que por cada habitante del planeta Tierra hay tres Discos Sorpresa Fundador. Recapitulemos. La idea no era mala. La casa de coñac Fundador repartía entre sus clientes un disco con la compra del líquido espiritoso. Se solía hacer, según tengo entendido, en Navidad. Esto se prolongó desde los años sesenta hasta los inicios de los setenta. Aún recuerdo estar escuchando el Todo tiene su fin de Módulos en alguno de esos discos que mi padre tenía por casa. Si ven hoy alguno de ellos, probablemente lleven escrito a bolígrafo el nombre del grupo, solista y/o la canción. Piénsese que al ser una sorpresa no era lógico que llevasen el nombre del grupo en la portada. Así, que si tenías dos decenas de estos discos, encontrar el que querías era un cirio importante. De ahí que muchos poseedores de estos singles, una vez asimilada la sopresa, intentasen poner un poco de orden en ese caos rotulando las portadas con el nombre de la canción o del grupo.
Pasados los setenta, los ochenta, los noventa y la primera década del siglo XXI, los restos de aquella promoción siguen repartidos por todos los rincones del país. No hay tienda de segunda mano, tienda especializada o mercadillo popular que no cuente en su haber con estos fetiches, productos de una época en la que tener discos era, literalmente, un lujo en este país. Es por eso por lo que la idea no era mala. Pero la realidad es que, hoy en día, una de las cosas más desesperantes del mundo es acercarte tímidamente a una de esas sufridas cubetas de "a un euro" empezar a pasar un single tras otro y comprobar con gesto displicente que te has esforzado en vano, y que todo lo que has visto es el siete pulgadas de Albano y Romina del Felicidad, singles de Pajares y Esteso, el dichoso Mama de Jean Jacques (canción que representó a Mónaco en 1969; año del segundo y último triunfo español en el festival) y 87 de estos discos promocionales de turno.


Hagan la prueba y acérquense a uno de estos establecimientos. Prometo que si no encuentran ninguno de estos discos promocionales, yo les regalo cinco. O diez.