Hoy me acordé de un verano en el que ponía este disco todos los días. Creo que fue durante el año 2003. Quizás el 2004. La secuencia era siempre la misma. Me levantaba de la cama, me tomaba una taza de café con leche y después, mientras arreglaba la habitación, escuchaba las doce canciones del disco. Una detrás de otra y siempre en el mismo orden (primero escuchaba Aunque tú no lo sepas y después seguía desde el principio). Era como un ritual compulsivo que se repitió durante todo lo que dio de sí un verano (se escapa otro verano en un furgón blindado).
Pájaros Mojados es un disco grabado con la misma delicadeza con la que un artesano fabrica sus piezas. Las canciones se van engarzando unas con otras formando un todo indivisible y hermoso. El problema siempre fueron las perpetuas comparaciones con el álbum que le precedía. Salitre 48 fue editado en 2001 y está considerado el mejor disco de Quique González. Aun así yo me quedo con Pájaros Mojados. No sólo por las canciones en sí, sino también por el verano del año 2003 (o 2004) al que retrocedo cada vez que lo escucho.
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