Si hoy volviese a la vida tengo por seguro que sí se sentiría muy triste. Descubriría que el amor de su vida ya no está y además tendría que ver cómo su obra ha sido arrinconada a una esquina de los libros de texto de Lengua y Literatura del Bachillerato (que en los tiempos que corren no es poco). Ante este panorama lo primero que uno puede hacer es llorar. Y Celaya ya estaría preparado. Pero no puedo saber si en vida fue un hombre triste o alegre. Aun así siempre que leo un poema de Celaya me acuerdo de sus ojos azules como el cielo y de esa tristeza que parecía emanar en cada mirada.
**El óleo que tienen encima de estas líneas es del propio Celaya. Probablemente fue realizado durante su época en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Más información.
Lo de los ojos tristes debía ser un rasgo muy característico suyo, porque recuerdo que en alguna otra crónica que he visto (no recuerdo donde) también lo comentaban.
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