Prometo que la primera cosa que haré nada más llegar a Madrid será acercarme hasta la plazuela de Antonio Vega. Y cuando llegue alli me sentaré en el suelo y tararearé El sitio de mi recreo. Más tarde, cuando las farolas ya iluminen las calles mojadas, nos acercaremos al Penta y escucharemos todas aquellas canciones que conseguían que Antonio pudiese amar a su sempiterna Chica de ayer. Prometido queda.
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