Algunos viejos aún recuerdan, agarrados a sus bastones con las manos nudosas y ásperas, los tiempos en los que la televisión los deleitaba con programas en los que un grupo de mozas y/o mozos se reunían delante (o detrás, según se mire) de una cámara y se dedicaban a hablar de discos, conciertos o bandas; de música, en última instancia. Parece ser que, en los tiempos de asueto, los españoles se dedicaban a ver este tipo de programas. Hoy en día, estos espacios han desaparecido de la pantalla. La televisión pública, la cual debería salvaguardar la formación cultural de los ciudadanos, y siempre con honrosas
excepciones, se ha desentendido de este tipo de espacios, como un mono se desprende de sus piojos. Por otro lado, la industria musical, con sonrojo y vergüenza, pero todavía con el estómago lleno; aún deben de tener parte de botín de los tiempos de las vacas gordas, se muestran renuentes a publicar el número de discos que es necesario vender para ser merecedor de un disco de oro. Los datos son un clamor. Mientras que en Francia, con un número de habitantes comparable (que no igual) con el de nuestro país, el número de discos que has de vender para que te certifiquen tu trabajo como disco de oro es de 50.000, en España (
chanchullos de por medio, claro) este número es de 20.000. No obstante, en general este número ha disminuido en todo el mundo.
Ante este panorama, cuesta mucho imaginarse un país paralizado por un acontecimiento tan mundano como un concierto de rock. Por un partido de fútbol, de baloncesto o por una final olímpica sí, pero por un concierto... difícil. Esto tan raro y extraño, tan fuera de nuestra conocida galaxia, pasó en Canadá, donde con 35,16 millones de habitantes (2013) necesitas vender 40.000 discos para que te otorguen uno de oro. Algo ha de estar pasando cuando la televisión pública canadiense (CBC) deje de emitir los sacrosantos Juegos Olímpicos y los sustituyan por el mencionado concierto, eliminando anuncios comerciales y todo, oiga.
Los culpables de esto son The Tragically Hip, la banda más famosa de Canadá. Activos desde 1983 han publicado, entre otras cosas, trece álbumes de estudio y un disco en directo. Este año Gordon Downie, su cantante, ha hecho público que sufre un cáncer cerebral en fase terminal y que la presente gira sería, por motivos lógicos, su última gira y, probablemente, la última de la banda.
Justin Trudeau, Primer Ministro canadiense, ataviado con una camiseta negra con el logo del grupo y una cazadora tejana, declaraba su amor a la banda. No me imagino, que quieren que les diga, a nuestro Primer Ministro en un concierto de rock ni de pop, ni de jazz ni de nada de nada. No me imagino a Rajoy escuchando nada. No me lo imagino, de hecho, escuchando a nadie.
El 21 de agosto, fecha del
concierto en Kingston, Ontario, la policía de Toronto declaraba ese día como el
TragicallyHip day. Caramba. Afirmaba Trudeau que la banda representaba "una parte esencial de lo que eran y de lo que les define como país". Así las cosas, qué o quién define a nuestra gran nación y a los (muy y mucho) españoles. Definitivamente, creo que hoy en día la esencia de este país está en otra parte. España será un gran nación pero el respeto de esta a la música es deplorable.